viernes, 28 de julio de 2017

Pienso en ti

Pienso en ti

Cuando dejo caer mi humanidad en la arena cálida que elude al tacto y reposo con la mirada fija en el firmamento. Cuando la brisa del mar me susurra al oído tus recuerdos con nostalgia y las estelas, desde la orilla, me guían hacia alta mar, donde se vislumbra a una sirena de facciones anónimas y silueta geométrica. Cuando pienso: cuánto la siento.

Pienso en ti

Cuando, en el estío, deambulo por los senderos del bosque, guiado por la luz de un astro que ilumina sin abrasar. Cuando mis ojos y mis pasos rebeldes, carentes de ritmo y métrica, se pierden entre los olmos y las margaritas. Cuando en el silencio y la calma de la estancia escucho tu voz, que callada, habla melodiosa, sublime y omnipresente. Cuando el riachuelo que arrastra las efímeras flores de loto y se enfrenta al verdor de la estancia, discurre desde mi mente hasta la tuya y me dice: cuánto la recuerdo.

Pienso en ti

Cuando camino por mis efemérides escarlatas y recuerdo aquellos sucesos que embadurnan las pasiones que de mi ser y mi no ser emanan. Cuando nos desnudamos con solo vernos, desde el cuerpo hasta la conciencia. Cuando me veo arrodillado frente a ti, posando mis labios entre tus pies, recorriéndolos con poesía. Cuando, sujeto a tus tobillos, me aproximo a tus piernas y voy ascendiendo con delicadeza entre los recodos más artísticos de tu piel tersa. Cuando me aproximo a tu torso y bordeo tu cintura, los paréntesis inversos que conducen mi osada mirada al horizonte que se dibuja en dos medias esferas firmes, cautivadoras y perfectas. Cuando en aquellas, mi lecho celestial, recuesto mi cabeza y dejo caer mis sentimientos y pasiones que se colocan y resbalan por tus milimétricas perfecciones que te esbozan tan fémina. Cuando, aún mimado por mis dos etéreas perdiciones, monto el dorso de mi mano en tus mejillas y las acaricio con lealtad, apacibilidad y sumisión. Cuando continúo paseando mis dedos por tu cabellera, abordándola con superlativo frenesí. Cuando, enseguida, sin perder el hilo del teatro que escenifico en ti, elevo mi vista hacia tus verdes luceros en los que me pierdo y me encuentro una y otra vez. Cuando en ellos te veo plena, desde los pies hasta el alma y cuando en ellos encuentro mi mundo, encuentro tu mundo o encuentro que el mundo eres tú. Cuando me detengo y reflexiono: cuánto la necesito.

Pienso en ti

Cuando, con los ojos abiertos, estoy en el planeta Tierra que se muestra conquistado por Brasil. Cuando Brasil me sabe a Río y cuando Río me sabe a ti. Cuando los cierro y te sueño, te pienso y te vivo porque quiero, pero sobre todo porque te quiero. Cuando lo siento: eres la más adorable omnipresencia que embarga mi existir. Cuando te trazo: eres mi todo, mujer, eres mi todo. Cuando te tengo y no te suelto; cuando imagino y te contemplo: eres mi vida, mujer, eres mi vida.

Pienso en ti

Cuando advierto que eres mi yo y cuando digo que te quiero y te miento porque delimito lo ilimitado, califico lo incalificable y defino con humanidad lo divino.

Cuando yo siento, cuando yo miro, cuando yo río, cuando suspiro, cuando yo escribo, cuando respiro, cuando yo soy y cuando yo vivo, yo pienso en ti.



Imagen: Dans le Lit, le Baiser - Henri de Toulouse-Lautrec



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